Según la abogada que lleva el caso, Marisa Aragón, los hechos se remontan a julio de 1993, cuando la paciente, de 29 años, acudió a su médico de cabecera en Puerto de Mazarrón porque sentía molestias en el vientre. El facultativo le diagnosticó un cólico nefrítico y le recetó diversos medicamentos, entre ellos Nolotil.

Con el transcurso de los meses notó que su vientre se inflamaba y el 28 de octubre volvió a acudir al médico, quien le envió al espeialista. El ginecólogo del Hospital Nuestra Señora del Rosell le diagnosticó una tumoración gigante que rebasaba el ombligo, según consta en el informe médico.

El especialista recomendó una intervención urgente, pero la paciente, insatisfecha con el resultado del examen, visitó a un ginecólogo privado, quien le practicó una ecografía que dio como resultado que la mujer estaba embarazada de ocho meses y medio.

La letrada explicó que su cliente es de complexión gruesa, por lo que su vientre no habí aumentado de tamaño en exceso y que además el feto se encontraba en una postura transversal. La paciente dio a luz cuatro días después de acudir a la consulta privada y presentaba falta de menstruación desde hacía tres años y había sido intervenida en ambos ovarios en 1982.

Por su parte, el ginecólogo ha reconocido su error, aunque ha hecho hincapié en que no se ha derivado ningún peligro para la madre y para el niño.