Las mismas fuentes creen que la banda ha adoptado la estrategia de dos secuestros simultáneos, iniciada con José María Aldaya y José Antonio Ortega Lara, para presionar más a los empresarios y sanear con el `impuesto revolucionario' su maltrecha econoía. Además, necesita dar sensación de operatividad después de tres meses con escasos atentados.

Las Fuerzas de Seguridad creen factible que ETA haya gastado ya el dinero que cobró por la liberación de Aldaya, otra razón más para raptar, en tan breve período de tiempo, a una persona susceptible de pagar un cuantioso rescate -Delclaux es miembro de una adinerada familia vizcaína-.

Además de financiar sus comandos en activo, la organización dsembolsa anualmente elevadas cantidades de dinero a familires de presos para que acudan a visitarles, las matrículas de estudios de éstos y mantiene a los comandos de `reserva' en Francia y en Iberoamérica. El número de 'facturas' es tan elevado, según una de las hipótesis barajadas por la Policía, que habría llevado a la banda a utilizar a Ortega Lara para reivindicar el acercamiento de presos para reducir gastos en ellos y en sus familias.

En cuanto al sistema de secuestros, explican las fuentes consultadas, ETA ha variado la forma de llevarlos a cabo. Año atrás, la vigilancia de la víctima se hacía por turnos y los terroristas participantes hacían vida normal, compras y otras salidas a la calle, con el riesgo de que alguno fuese detenido y facilitase la localización de la `cárcel del pueblo'.

"Cuando se ha liberado a alguien que estaba en manos de ETA ha sido siempre porque el que estaba en la casa fue relevado por alguien y capturado por la Policía", aseguran las fuentes.

Ante los riesgos que comportaba este sistema, la banda terrorista ha apostdo por un único comando, que secuestra a su víctima y permanece con él encerrado e incomunicado durante el tiempo que dura el secuestro.

Agregaron que las `carceles del pueblo' se construyen en casas de terroristas no fichados por la Policía, que se encargan de la manutención y cobertura del comando captor. Estos colaboradores de ETA hacen vida normal y no levantan sospechas con su actitud.