En declaraciones a la Ser, Markiegi hizo suya la afirmación del pensador hispao-romano Séneca, quien dijo, respecto de los conflictos, que "una sola cosa puede traer la paz: el contrato de indulgencia mutua".

Añadió que en esa fórmula es en la que "realmente podemos encontrar un acercamiento entre quienes tienen posiciones distintas".

"El problema de erradicación de la violencia", prosiguió, "además de lo que tengan que hacer los políticos, es fundamentalmente social, puesto que la persistencia del referente violento durante tantos años (en Euskadi) lo ha contaminado y perertido todo o casi todo".

A este respecto, opinó que en la sociedad vasca hay actualmente dos éticas, "una que es la mayoritaria, que considera que el derecho a la vida es incondicional y otra, que es minoritaria, que entiende que matar es lícito por algo o para algo".

En este sentido, manifestó que la solución a la violencia terrorista, además de las iniciativas políticas, supone "una labor de persuasión y de que una ética convenza a la otra de que tenemos que llegar a unos consensos básicos de espeto a la vida".

SECTA

Por otra parte, preguntado por el perfil de los actuales miembros de ETA y de quienes protagonizan los actos de violencia callejera, señaló que, tras la caída de la cúpula etarra en la localidad francesa de Bidart (en 1992), "se ha establecido una nueva manera de enfocar la lucha y captar a jóvenes para esta labor de intimidación difusa en todo el territorio".

"Estos jóvenes", explicó, "se han educado en familias normales, que tienen sus cuadrillas para el desarrollo desu ocio y tiempo libre, pero que en el hecho de la persistencia del referente violento durante tanto tiempo en esa sociedad, han resultado contaminados y pervertidos".

En todo caso, agregó, esa juventud es minoritaria "y resulta atrapada por algo que considero que tiene más las características de una secta, donde hay un adoctrinamiento, un lavado de cerebro, y se le inculca que se puede destruir e incluso matar a las personas".