Según se desprende de una nota interna del Ministerio de Defensa a la que tuvo acceso el diario "El Mundo", el departamento dirigido por Federico Trillo decidió ocultar la existencia de estos objetos personales a las familias de las víctimas para no tener que reconocer el error cometido enla distribución de los mismos.

Todo comenzó en julio, cuando el Ministerio de Defensa invitó a familiares de los militares fallecidos a reconocer unos objetos en la base de Getafe (Madrid). Teresa, la viuda del brigada Juan Carlos Jiménez Sánchez, identificó el reloj Casio de su marido, que figuraba en el catálogo con el número 19. A su vez, la viuda del capitán Ignacio González Castilla hizo lo propio con otro modelo de la misma marca que aparecía con el número 22.

Mientras, Soledad Rivera, viud de Manuel Gómez Ginerés, reconoció por fotografía un modelo que, según los encargados del reparto, había sido entregado equivocadamente a la viuda de González Castilla. En lugar de reconocer el error y pedirle a ésta su devolución, se procedió a retener el reloj solicitado por Teresa, que aún no le había sido entregado.

Para justificarlo, el Ministerio explicó a Teresa que no podía entregar el reloj, pues había sido identificado por otra familia. Sin embargo, la viuda de Jiménez Sánchez encontró la fctura del reloj y una fotografía de su marido con Manuel Gómez Ginerés en la que se veía que sus relojes eran distintos.

En septiembre, Defensa decidió entonces darle el reloj a Teresa y se planteó qué hacer con Soledad. Según la nota interna, de las dos posibles soluciones, los encargados optaron por no descubrir el error y obligar a Soledad a devolverlo, alegando que no habían encontrado el auténtico reloj de su marido.