Las quejas ocasionadas por el material pirotécnico lanzado en Nochebuena y Navidad “suponen un perjuicio desde el punto de vista de las molestias que provocan por los excesos de ruido”, según Aescon.

Los principales efectos de la pirotecnia en las mascotas son taquicardia, temblores, falta de aire, náuseas, aturdimiento, sensación de irrealidad, pérdida de control y, en algunos casos, la muerte. De hecho, en Navidad es la época del año donde mayor número de consultas hay a los servicios veterinarios.

Además, los petardos y la pirotecnia sonora “pueden resultar especialmente molestos para las personas con TEA hipersensibles al ruido, provocándoles irritabilidad, nerviosismo, miedo o ansiedad”, explicó Aescon. Incluso algunas de ellas “sienten la necesidad de huir” y buscar un sitio tranquilo y seguro. También las personas mayores o enfermos ven alterado su descanso debido al lanzamiento de diverso material pirotécnico.

Por ello, la Aescon propone que el año que viene que “se habiliten en las ciudades y pueblos espacios en los que se puedan utilizar, alejados de núcleos urbanos y con la supervisión en cuanto a su uso”. Con ello se estaría evitando las molestias en gran medida a los animales y a las personas. Además, ello permitiría un control por parte de las Administraciones sobre el correcto uso de este tipo de productos, utilizados en la mayoría de casos por menores de edad.

Por todo ello, la asociación ofrece su colaboración a los ayuntamientos para asesorar sobre la regulación necesaria para poner en marcha estos espacios seguros para la utilización de cohetes y petardos navideños.