En dicho trabajo, Tapie destaca el poder adquirido por las empresas privadas, que actualmente constituyen la mitad de las organizaciones con mayor presupuesto del mundo.

El documento añade que el sector privado está asumiendo funciones que habitualmente correspondían al sector público, como son los servicios sanitarios, educativos e incluso la defensa, que cada vez con mayor frecuencia se encuentran en manos de universidades, hospitales y compañías privadas.

El decano apunta que los electores europeos son ahora más críticos con el fenómeno de la globalización de la economía, en el que una minoría detenta la mayor parte de la riqueza.

Por ello, Tapie afirma que el compromiso de las escuelas de negocios debería ser el de formar líderes empresariales muy concienciados de la relación entre los negocios y la sociedad, y capaces de integrar el éxito económico y el desarrollo social.

"Las nuevas generaciones de graduados de las escuelas de negocios deben ser capaces de conseguir que los valores económicos y sociales puedan coexistir", asegura Tapie, que se muestra optimista ante la actitud cada vez más extendida entre los estudiantes de buscar que su actuación no solo sea rentable en términos económicos, sino que también tengan sentido social.