Durante la investigación, centrada en un grupo de mujeres danesas nacidas entre 1935 y 1978, los científicos descubrieron que entre aquellas mujeres que habín dado a luz a su primer bebé en torno a los 25 años, el riesgo de cáncer de mama se reducía con cada nuevo hijo tenido antes de los 30.

Además, constataron que las posibilidades de padecer cáncer se incrementaban no sólo cuanto mayor fuera la madre, sino también con cada nuevo hijo tenido después de los 30.

Los investigadores han llegado a la conclusión de que las mujeres que no tienen hijos o que dan a luz por primera vez a una edad tardía tienen un riesgo mayor de sufrir la enfermedad que las ujeres jóvenes que tienen hijos.

Además, las féminas que inician su periodo menstrual a edades tempranas tienen un riesgo mayor de padecer cáncer de mama que las que comienzan a menstruar más tarde. La explicación parece estar en el estrógeno, ya que una mayor exposición a altos niveles de esta hormona incrementa el riesgo de sufrir la enfermedad.