Según informó hoy este organismo, la clasificación del suceso como nivel 1 implica que éste no entrañó "riesgo alguno para la población ni para el medioambiente".

El citado suceso, vinculado a la calibración de los caudalímetros, dio origen a una inspección reactiva, que tuvo lugar los días 8 y 9 de enero de 2009.

Tras examinar la información obtenida en dicha inspección, el CSN reevaluó algunas de las pruebas llevadas a cabo en 2008. Los análisis realizados en el mes de diciembre dieron resultados satisfactorios, sin embargo, durante algunas de las pruebas anteriores el caudal de agua de alguna bomba de agua de alimentación auxiliar había sido "ligeramente inferior al requerido por las Especificaciones Técnicas de Funcionamiento (ETF)".

No obstante, "estuvo en todo momento por encima del caudal necesario para cumplir la función de seguridad de refrigeración del combustible, y no se condicionó el funcionamiento seguro de la instalación".