Los responsables de la CSI señalaron que la buena evolución de los precios del acero desde marzo permitirá rebajar la previsión de pérdidas para finales del ejercicio, que rondaba los 100.000 millones de pesetas, y amortiguar el efecto negativo que supone para la empresa el retraso de Bruselas para aprobar su plan de reestructuraión.

No obstante, se mostraron convencidos de que la situación actual de las negociaciones comunitarias permitirá buscar una solución política pactada para las siderurgias europeas sometidas a reestructuración, lo que facilitaría una discusión individual para cada grupo que requiere autorización de la CE para recibir las ayudas públicas con las que deben acometer sus respectivos planes de inversión.

La Corporación dispone ya de la autorización del Ministerio de Trabajo para aplicar su plan de excdentes laborales, que conlleva la rescisión de 9.185 contratos mediante jubilaciones anticipadas, de los que unos 2.000 ya se acogieron en febrero con cargo a la cuenta de resultados de 1992, y otros 2.000 lo harán en 1993.

La mala evolución de los precios del acero desde hace más de un año, obligó a la CSI a plantearse la posibilidad de adelantar el calendario de reducción de plantilla con los trabajadores que así lo hayan decidido, lo que facilitaría reducir capacidad productiva antes de lo previstoy reflejar unas pérdidas menores en la cuenta de resultados.

Para los responsables de la CSI consultados por Servimedia, esta medida "siempre es deseable" por lo que no tienen intención de variarla a pesar de la mejora de precios del acero registradas en los mercados internacionales.

Con las últimas subidas de precios, entre un 7 y un 10 por cien, la CSI prevé perder este año unos 80.000 millones, de los que unos 52.000 serán de Ensidesa. La empresa asturiana, que forma el "holding" junto a AltosHornos de Vizcaya (AHV), reduciría su estimación de perdidas para el presente ejercicio en más de 15.000 millones de pesetas.

Además, la dirección de la CSI cuenta con medidas políticas de Bruselas, que previsiblemente se adoptarían a finales de año, para reordenar los precios del acero en la comunidad tras la caída de casi un 40 por cien acumulada desde noviembre de 1990, que incluye el descenso de los mercados y los efectos de las sucesivas devaluaciones realizadas en el Sistema Monetario Europeo (SE) para hacer frente a las "tormentas" monetarias.