CRONICA RESUMEN 1995. DERECHOS HUMANOS ======================================

- Amnistía Internacinal cree que mientras no sean juzgados los criminales de guerra, no existirá una paz justa

- La Plaza de España de Mostar recordará el paso de los 7.927 'cascos azules' y una veintena de ONGs españolas por Bosnia

MADRID
SERVIMEDIA

(Por Fernando Nuño)

"Mejor una paz injusta que una guerra injusta". La frase del presidente bosnio, Alia Izetbegovic, en Dayton expone la actitud de la comunidad internacional en Bosnia y la resignación del país más humillado de Europa desde l Segunda Guerra Mundial. Bosnia ha sido, es y será por muchos años la asignatura pendiente de la Unión Europea.

Los mandatarios europeos han dejado que durante 43 interminables meses de guerra sus buenas palabras no evitaran la calculada limpieza étnica de serbios y croatas, que sólo la actitud disuasoria de Estados Unidos ha logrado parar.

Al final, una vez más se ha demostrado el principio de que sólo con la fuerza se combate al más fuerte, y en ese pulso el presidente de Estados Unidos, Bill Cinton, logró el pasado 21 de noviembre la firma de los líderes de las tres partes.

"Después de cerca de cuatro años, de 250.000 muertos, de dos millones de refugiados, de atrocidades que han conmocionado al mundo, el pueblo de Bosnia tiene finalmente una oportunidad de transformar el horror de la guerra en una promesa de paz", dijo Clinton en el jardín de la Casa Blanca, exponiendo a la UE de forma explícita las cifras de su fracaso.

La Unión Europea ha aportado la mayoría de los 19.000 'cascos aules' desplegados en Bosnia-Herzegovina, con orden de interponerse pero no atacar, y un centenar de ONGs han mantenido delegaciones sobre el terreno con enormes dificultades. Estas han sido las dos únicas muestras que ha tenido el pueblo bosnio de que Europa no estaba demasiado lejos.

Un total de 7.927 'cascos azules' españoles han participaron desde 1992 en labores humanitarias. En territorio bosnio han dejado su sudor y sus vidas los soldados de las agrupaciones Canarias, Madrid, Córdoba, Extremadur, Galicia y Aragón.

La contribución española a la Fuerza de Protección de Naciones Unidas (Unprofor) en la antigua Yugoslavia, que cumplió este mes tres años, se ha cobrado la vida de 15 personas: 14 militares (9 de ellas en accidentes y 5 más en ataques) y una civil, una psiquiatra de Médicos del Mundo muerta por un vecino musulmán.

LOS BALCANES QUEDAN LEJOS

El olvido no sólo ha sido de los gobernantes, sino también de los ciudadanos europeos, que han reaccionado tibiamente a la llamada de auxlio de Bosnia. En nuestro país, una de las pocas encuestas que ha hecho el Centro de Investigaciones Sociológicas sobre la actitud de los españoles ante el conflicto bosnio denota de los bosnios son poco más que los destinatarios de las campañas de ayuda humanitaria de las ONGs.

La mitad de los españoles ha reconocido tener "poco o ningún interés" por las noticias que llegan de Bosnia, aunque la mayoría reconoce modestamente que no entiende tampoco por qué se desencadenó la guerra.

Sin embargo, n menos importante ha sido el trabajo de los organismos no gubernamentales españoles a favor de la población civil, la gran víctima de esta guerra.

Las ONGs han sido testigos de barbaridades unas veces y víctimas de su propio trabajo otras, como fue el caso de la coordinadora de Médicos del Mundo en Mostar, Mercedes Navarro, que murió de un tiro efectuado por un vecino al que en más de una ocasión saludó en la calle.

Médicos del Mundo es una de las decenas de organizaciones no gubernamentales que an sabido del día a día del sufrimiento bosnio, de dar alivio a los niños que sueñan a diario con balas y consolar a mujeres que no saben nada de maridos e hijos durante muchos meses.

LUCHAR CONTRA EL OLVIDO

El futuro de Bosnia es el capítulo más largo por escribir. Los acuerdos firmados el pasado día 15 en París no solucionaron ni la vergüenza moral de Europa ni el deseo de justicia de los supervivientes de la mayor limpieza étnica practicada en el Viejo Continente desde 1945.

Amnistía Internaional ya ha expresado sus temores a que la paz firmada 'in extremis' en Dayton permita que no sean juzgados los principales criminales de guerra en la antigua Yugoslavia. Sin la creación de un Tribunal Penal Internacional que depure a los ejecutores de la Bosnia "étnicamente pura" que ha surgido, es imposible espantar el fantasma de una nueva guerra.

En toda esta historia, el nombre de España quedará de forma permanentemente presente en la vida de los habitantes de Mostar, problablemente la ciudad de osnia-Herzegovina más conocida por nuestro país después de Sarajevo.

El pueblo de Mostar, representado por los alcaldes de las comunidades que conviven no sin dificultades en la ciudad, musulmanes y croatas, remitió al rey Juan Carlos en septiembre su deseo de dedicar una plaza de la ciudad a España, "como prueba de la infinita gratitud y respeto que todos los habitantes de la ciudad tienen hacia la labor humanitaria que las diferentes agrupaciones españolas de 'cascos azules' han desarrollado y realian en la zona".

Gracias a la acción de los 'cascos azules' que han ido a Bosnia desde todas las regiones españolas, y de personas como la médica Mercedes Navarro, la población bosnia, aunque sólo sea la de Mostar, no recordará a España como "uno de más de los que nos han olvidado".

(SERVIMEDIA)
23 Dic 1995
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