De este modo, el crédito a hogares para usos inmobiliarios explica prácticamente el 40% (un 39,4%) del crecimiento del crédito total entre 1994 y 2004, con un incremento de participación que pasa del 22% al 34%.

Según la entidad, este hecho ha ejercido un efecto desplazamiento sobre el crédito concedido a otros sectores, en particular a empresas, y del destinado a la financiación de usos alternativos, como actividades productivas o, en el caso de los hogares, a la compra de bienes de consumo duradero.

En la última década, el crédito destinado a la compra y rehabilitación de vivienda creció, en media anual, un 17,6% frente al 11,1% del destinado a la compra de bienes de consumo duradero y al 12% del destinado a la compra de otros bienes y servicios.

Como resultado, el crédito destinado a usos inmobiliarios representaba, en 2004, un 75,6% del total de pasivos crediticios de los hogares frente al 67,4% que suponía en 1994.

Por contra, el peso del crédito a empresas ha caído 10,2 puntos porcentuales hasta el 63,1%, por la mayor expansión del crédito a los hogares.