Unos pequeños convertidores facilitarán la vida a los europeos, acostumbrados a su moneda, cuando se expresen los precios en euros. De otra manera, resultaría muy difícil calcular rápidamente, en l período de aprendizaje, el valor de algo en relación con la escala aprendida a lo largo de toda la vida.

La calculadora europea ofrecerá facilidad en su uso, gran legibilidad de los datos, seguridad, el menor estorbo posible (cabe en cualquier bolsillo) y un coste reducido. Se calcula que este aparato costará alrededor de 1,5 ecus, es decir, unas 250 pesetas.

La Comisión Europea ha anunciado el lanzamiento de estas calculadoras en su último boletín, subrayando que el riesgo mayor será la colocaión de los decimales. Para muchos países, la novedad de los decimales se añadirá a la de la introducción del euro. Por eso, se cree que lo deseable sería que éstos quedaran identificados en la pantalla de la calculadora con un color diferente al de las unidades.

Será necesario también que aparezca antes de las cifras el símbolo financiero habitual de la moneda nacional, bien diferenciado del símbolo del euro.

Ahora ya hay en circulación cientos de miles de calculadoras especiales, pero a partir d 1999 habrá millones en las manos de los consumidores de la UE. Se espera que este desarrollo se vaya produciendo de forma espontánea, gracias al atractivo de éstas como instrumento de promoción de los distribuidores.

En España se pone a disposición del consumidor un teléfono de información del euro: 902-1-1-2002. Si se prefiere, se puede obtener la información en http://www.euro-mech.com