La procesada, que se reconoció autora de cuatro delitos durante el juicio que se celebró hoy en la Audiencia Provincial de Madrid, negó que durmiera a sus víctimas.

Según el ministerio público, la delicuente actuó en dos ocasiones, entre junio de 1986 y julio de1990, haciéndose pasar como empleada de hogar. Una vez en la casa, dormía a sus víctimas con fármacos; un método por el que consiguió apoderarse de casi 5 millones de pesetas entre joyas, cheques, tarjetas de crédito y dinero en metálico.

Sin embargo, Ismael Haddu dijo haber actuado sólo en cuatro domicilios, y robar una medalla y 35.000 pesetas, además de haber cobrado un cheque por valor de 350.000 pesetas, a pesar de que en el momento de su detención, en julio de 1990, la policía le intervino joyasvaloradas en 600.000 pesetas, sustraídas unos meses antes en uno de los domicilios donde trabajó.

La mujer declaró que robaba para pagar a su marido, con el que mantenía pésimas relaciones, los 4 millones de pesetas que le pedía para recuperar a sus dos hijas pequeñas, a las que tenía retenidas en Tánger.

Asimismo, manifestó que nunca utilizó los nombres falsos de Arancha Aldezabal Roteta y María Francisca González Vela, como afirmaron algunos de los 30 testigos que comparecieron ante el tribunal

Los testigos contradijeron la tesis de la procesada, a la que muchos reconocieron como la mujer de "máxima confianza" que contrataban a través de una agencia, para realizar tareas domésticas y que en la mayoría de los casos sólo permanecía en su puesto algunas horas, suficientes para hacerse con un botín que nunca era menor a las 100.000 pesetas.

El fiscal calificó los hechos constitutivos de robo, hurto, falsedad de documento mercantil, uso público de nombre supuesto y lesiones, ya que gran pare de las víctimas necesitaron atención hospitalaria por su avanzada edad y la alta cantidad de tranquilizantes ingeridos.