En declaraciones a Servimedia, la portavoz de OCU, Ileana Izverniceanu, explicó que la operación tendría consecuencias negativas y también positivas para los consumidores.

El lado positivo sería que, al ser Gazprom una empresa pública de Rusia, país que controla una importante cuota de las resrvas de gas europeas, su entrada en Repsol "quizás asegurara el suministro de gas a los españoles, con una rebaja de precio además".

Por otro lado, entrañaría el riesgo de depender de Rusia, que podría "cerrar el grifo y controlar precios, por motivos políticos".

En el caso de que Gazprom decidiera finalmente comprar un 20% de Repsol, la Comisión Nacional de la Energía (CNE) tendría que imponer condiciones a esta operación. En este sentido, OCU apuntó que "vigilaría la labor de la CNE para que no se pusiera en peligro el suministro".

Finalmente, Izverniceanu consideró que la entrada del gigante ruso en Repsol no representaría un problema para la competencia en el mercado, "porque no se elimina a ningún competidor".