La realidad es que un mismo modelo no cuesta lo mismo en todos los países europeos. En Estados de la zona euro, las diferencias pueden llegar al 36 por ciento y entre Estados euro-no euro, pasar del 60%.

En mayo de 1999, un Fiat Seicento costaba 1.033.756 pesetas, mientras que en España lo vendíanpor 759.880 pesetas. Un Rover 214, en el Reino Unido valía 16.669 euros, mientras que en Francia 10.326, según informó hoy la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) en un comunicado.

Ahora bien, si un ciudadano comunitario quiere comprar un coche en un concesionario de un país que no es el suyo, es muy probable que no se lo permita el concesionario, siguiendo instrucciones de la marca.

Volkswagen recibió una multa récord de 102 millones de ecus en enero de 1998 por dar instrucciones a sus oncesionarios italianos para que no vendieran coches a consumidores alemanes y austríacos.

En abril de 1999, la Comisión inició un procedimiento sancionador contra Daimler/Chrysler por creer que esta firma impide sistemáticamente que sus concesionarios de Alemania, Bélgica, España y Holanda vendan coches a ciudadanos de otros países de la UE.

La Comisión Europea está considerando el futuro del sistema de concesionarios automovilísticos, que expira en octubre de 2002. Diversas asociaciones de consmidores han pedido a Bruselas que acabe con el actual sistema de Distribución Selectiva de automóviles (concesionarios) y permita que se desarrolle el mercado libre.

Además, los consumidores proponen que la UE mantenga un cierto grado de intervención en el mercado de coches, en particular en lo referente a la transparencia y accesibilidad de la información técnica, los manuales, las piezas de recambio y la garantía, que debe servir en toda la Comunidad.