CONSTRUCTORAS ESPAÑOLAS APUESTAN POR RUMANÍA PARA SUS INVERSIONES Y ESCAPAR DE LA CRISIS DEL SECTOR EN ESPAÑA
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Varias empresas constructoras españolas han apostado por sus inversiones en Rumanía como vía de salida a la crisis que atraviesa el sector de la construcción en España.
Éste es el caso de las empresas españolas Martinsa-Fadesa, que se declaró en quiebra en España, y que lleva varios años instalada en Rumanía, y de Belenus (Construcciones y Servicios), que aterrizó en territorio rumano hace seis meses.
Tanto el administrador de Belenus, Daniel Álvarez, como Pablo Pérez, director de Martinsa-Fadesa en Rumanía, declararon a un grupo de periodistas españoles las facilidades de inversión que encuentran en este país del Este.
Así, ambas constructoras cuentan con varias promociones de viviendas en Bucarest, la capital de Rumanía, como en ciudades de los alrededores.
El precio de las viviendas oscila entre los 1.500 y los 2.500 euros el metro cuadrado, según el tipo de vivienda y el lugar.
Para Álvarez y Pérez, el mayor problema en sus inversiones en Rumanía es encontrar mano de obra cualificada, y reconocen que este país todavía no es atractivo para que los rumanos que trabajan en España en la construcción regresen a su país.
En este sentido, los responsables de estas constructoras españolas comentan que los salarios de la construcción en Rumanía oscila en torno a los 500 euros mensuales, mientras que en España un albañil puede ganar hasta 1.500 euros.
Asimismo, señalan que muchos rumanos cuentan con una buena integración en España, tienen hijos en edad escolar y gozan de buenas prestaciones del Gobierno español.
La perspectiva de regresar también se ve frenada porque en Rumanía hay una corrupción que hace que muchos rumanos tengan que pagar "bajo cuerda" por servicios públicos como la educación o la sanidad.
Otro inconveniente para que los inmigrantes rumanos no regresen a su país es el coste de la vida, que es casi igual que en España y donde el alquiler de una vivienda de unos 80 metros cuadrados es de alrededor de 700 euros.
Por otro lado, Álvarez y Pérez lamentan que la baja cualificación de los trabajadores que viven en Rumanía y el bajo salario hace que su rendimiento sea más bajo que el que tienen los rumanos que trabajan en España.
No obstante, reconocen que Rumanía registra ahora un crecimiento económico del 6% anual y es buen lugar para invertir, aunque, según advierten, siguen muy atentamente la crisis económica y financiera que afecta a las grandes potencias, por la repercusión que pueda tener en este país del Este.
(SERVIMEDIA)
22 Oct 2008
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