LA CONSTRUCCION DE UN PUENTE ENTRE ESPAÑA Y PORTUGAL PARALIZADA POR LAS PRETENSIONES LUSAS SOBRE UN PUEBLO DE BADAJOZ
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La Asociación Amigos de Olivenza, compuesta por militares portugueses que reivindican para Portugal esa localidad de Badajoz, impide la reconstrucción del puente Ajuda en la frontera entre la localidad lusa de Elvas y la española de Olivenza.
El alcalde de Olivenzay presidente de la Diputación de Badajoz, Ramón Rocha, está dispuesto a presionar ante todas las instancias, tanto españolas como portuguesas, e incluso acudir a los organismos y tribunales, para que se fijen en esa localidad los límites fronterizos definitivos entre España y Portugal, pendientes de determinar desde 1801.
Este viejo conflicto permanece soterrado y surge periódicamente como un obstáculo a las relaciones entre Portugal y España. El Gobierno luso se ha opuesto recientemente a la reconstrcción del puente de Ajuda, sobre el Guadiana, cuando el proyecto estaba a punto de iniciarse.
El veto del Ministerio de Negocios Estrangeiros de Portugal (Ministerio de Asuntos Exteriores) a la reconstrucción del histórico puente que unía las localidades de Elvas y Olivenza, echa por tierra los esfuerzos de Ramón Rocha, que ha defendido ese proyecto desde hace veinte años.
Los habitantes de este área fronteriza ven en la recuperación del puente sus deseos y aspiraciones de mejorar las comunicacioes y el establecimiento de intercambios de todo tipo que favorecerían el desarrollo común.
Independientemente de las acciones que pueda emprender el Ministerio de Asuntos Exteriores al respecto, el alcalde de Olivenza está dispuesto a desplegar por su cuenta todas las médidas a su alcance para que "de una vez por todas poner fin a esta incertideumbre".
Ramón Rocha no descarta pedir audiencia al primer ministro portugués, Anibal Cavaco Silva, y exigirle una clarificación de la postura de su Gobiero.
"El presidente tiene que decir si está a favor o en contra del proyecto y si comparte o no las tesis de grupúsculos de nostálgicos que piden la restitución de las fronteras de 1801", dijo a Servimedia.
El edil de Olivenza aseguró que esta dipuesto a "acudir a dónde haga falta para acabar con este viejo conflicto" y no descarta "si está en mi manos, acudir a las instancias internacionales para resolverlo".
Ramón Rocha se plantea incluso llevar el caso al Tribunal Internacional de la Haya cn el fin de que los límites fronterizos queden definitivamente fijados.
"No podemos estar continuamente amenazados ni presionados por las llamadas reivindicativas que periódicamente se hacen de esta localidad", dijo Rocha, para reclamar "el derecho a conocer cuál es nuestro término , nuestro límites".
A su juicio, "no hay duda que las fronteras son las establecidas en el artículo 3 del Tratado de Badajoz, suscrito en 1801". Este protocolo diplomático, afirmó, no ha sufrido ninguna variación a lo argo de los años, salvo la declaración del Congreso de Viena de 1815, cuyos términos nunca se llevarían a efecto.
El artículo 105 de esta declaración, suscrita por las naciones vencedoras sobre Napoleón, insta a las partes a mediar en la negociación que iniciarían Portugal y España para la devolución de los territorios cedidos por el Tratado de Badajoz.
Las potencias acordaron entonces celebrar reuniones en el futuro para velar por el cumplimiento del Tratado y ocuparse de las nuevas cuestiones qe fueran surgiendo, pero históricamente no está demostrado que Portugal y España llegarán a acuerdo alguno sobre el contencioso froterizo.
Para Rocha, está claro que todo obedece a las presiones de la Asociación Amigos de Olivenza, en la que se integra "un grupo de viejos militares reaccionarios y nostálgicos (portugueses) que han hecho de Olivenza su bandera". Lo triste, según dijo, "es que el Gobierno portugués se deje influir por estas personas".
Rocha no puede comprender cómo un proyecto que ontaba con todas las bendiciones al más alto nivel de Estado portugués es vetado por un ministro cuando sólo estaba pendiente de su adjudicación.
La reconstrucción del Puente Ajuda fue uno de los acuerdos firmados por los jefes de Gobierno de ambos Estados en la cumbre Hispano-Lusa de 1990 y ratificado después por los ministros correspondientes del área y respaldado por la Unión Europea, que lo financiará en un 80%.
"Lo peor fue que en el Palacio de las Necesidades (sede del Ministerio del Estraneiro) alguien se acordó de los viejos fantasmas de las rivalidades luso-españolas", dijo Rocha.
La reconstrucción del puente de Ajuda, destruido en 1709 durante la Guerra de Sucesión española, perseguía algo más que un fin práctico. Tenía también un significado simbólico, pues con él se quería poner fin a siglos de distanciamiento y recelos.
La enseñanza del idioma portugués en las escuelas, la organización de actividades culturales y los encuentros a uno y otro lado han propiciado una corriente e simpatía e identificación que ahora puede perderse.
Rocha, desde la indignación compartida con los vecinos, no descarta que "estos esfuerzos que venimos haciendo se suspendan" y advierte que si "ellos no quieren que pasemos por su puente a los mejor no podrán pisar nuestras carreteras".
(SERVIMEDIA)
25 Mayo 1994
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