El experimento consistió en la manipulación genética de las neuronas adultas para producir grandes cantidades de una proteína denominada integrina. Los experimentos realizados hasta ahora sobre regeneración neuronal consistían en la manipulación de factores ambientales externos con el objeto de influir en su crecimiento.

Ya se había probado que es posible que las fibras nerviosas s regeneren en el cerebro y la médula espinal de animales adultos. Las integrinas funcionan como receptores que permiten a las neuronas interactuar con moléculas especializadas durante el desarrollo. Además, las neuronas de animales en desarrollo presentan niveles muy altos de esta proteína, al contrario que las de los animales adultos.

Los científicos utilizaron un adenovirus para transferir a neuronas de ratas adultas copias de un gen que codifica cada uno de los tipos de integrina. El resultado fina mostró un sustancial aumento del crecimiento de fibras nerviosas, hasta diez veces superior a lo que se había conseguido hasta ahora.

La magnitud de los resultados ha sorprendido incluso a los propios investigadores, que consideran que este hallazgo puede ayudar al desarrollo de nuevas estrategias para tratar el daño producido por el ictus, las lesiones medulares u otro tipo de enfermedades neurológicas.