El tribunal reconoce que las dos formaciones tienen una finalidad común, que entre ambas existe un apoyo mutuo, que la banda terrorista "se nutre" de miembros del patido, e incluso que existe una subordinación de los comandos de acción a la cúpula del PCE (r).

Sin embargo, la sentencia subraya que cada una de las organizaciones persigue "tareas, funciones y objetivos inmediatos distintos" y mientras que el partido despliega una labor "con fines subversivos" a través de la propaganda y las movilizaciones, los Grapo desarrollan una actividad "violenta y terrorista".

Por este motivo, la sala reprueba a Lucio García Blanco las labores de propaganda y captación d personas para el partido desde la última vez que salió de prisión, en 1989, ya que el procesado cumplió condenas por delitos de colaboración con banda armada, falsificación de documentos y robo con violencia.

Según declaró en el juicio, fue captado por una militante del partido que dijo llamarse Manuela Ontanilla, que le concertó una entrevista en Madrid con varias personas que le facilitaron documentación falsa.

Durante los últimos años vivió en Avilés, Gijón y Oviedo, donde, "siempre en contaco con la organización", continuó su labor de captación de personas "susceptibles" de aceptar la doctrina marxista-leninista del partido y "sus líneas directrices, que preconizan las acciones de la guerrilla y el establecimiento de la organización en la clandestinadad", según la sentencia.

El acusado fue detenido en abril de 1990 en Oviedo cuando trató de huir de una patrulla policial que le pidió el DNI. Los agentes impidieron su fuga y comprobaron que su carné de identidad era falso.

Además, en l domicilio de Lucio García encontraron una bolsa que contenía documentación y material propagandístico del partido.

El fiscal solicitó 10 años de prisión para el procesado por delitos de pertenencia a banda armada, falsificación de documento y uso público de nombre supuesto.