La sentencia, a la que tuvo acceso Servimedia, relata que, en enero de 1992, el afectado fue golpeado fuertemente en la cabeza por la rama de un arbol grande situado en este recinto público, lo que le obligó a permanecer hospitalizado durante un año y le dejó secuelas permanentes por las que precisa tratamiento antiepiléptico con carácter indefinido.

La Sala de lo Contencioso Administrativo del Supremo confirma por ello una sanción impuesta al Ejecutivo canario por no adoptar las edidas de seguridad necesarias para evitar este incidente, provocado por el viento.

El Alto Tribunal considera que, aunque se trató de un suceso "desacostumbrado" y "no razonablemente previsible", pues la rama estaba "en perfectas condiciones sanitarias y de crecimiento y vigor", la Administración debió tomar precauciones ante la posibilidad de un temporal de viento, algo que no es "insólito" en las Islas Canarias, pues forma parte de las características de su clima.

En este sentido, argumenta qu durante esa mañana se habían registrado ráfagas de viento que llevaron al técnico de conservación a advertir al personal de guardia de las instalaciones de que debía desalojar y cerrar el recinto si empeoraba la situación, lo que no se hizo. De ello se deriva, para el Supremo, una responsabilidad administrativa por omisión.

De este modo, ratifica una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Canarias, que condenaba a la administración regional a indemnizar a la víctima por la incapacidad laboraldurante el año que permaneció hospitalizado, además de por el coste de la persona que ha de prestarle ayuda por su situación de gran invalidez, por los perjuicios morales que le causó el incidente y por las secuelas que le han quedado.