Los hechos ocurrieron el 22 de febrero de 1992 cuando J.R.I, de 38 años, prendió fuego a unos matorrales en el lugar de Fraíz, en A Estraa, con el propósito de que las llamas se extendieran, "repitiendo acto seguido la opearción a escasos metros, al objeto de facilitar la rápida propagación".

La condena es leve porque el fuego sólo afectó a una hectárea de monte raso, gracias a la rápida intervención de una brigada del servicio de lucha contra incendios forestales de la Xunta, que empleó dos horas para extinguir las llamas.

En el caso de que el condenado no haga frente al pago de la multa estipulada se expondrá a un arresto sustittorio de un día por cada 50.000 pesetas o fracción que deje de abonar.

La misma sentencia le condena a pagar los costes de procedimiento, así com 30.000 pesetas a la Consejería de Agricultura de la Xunta por los gastos originados por la extinción del fuego.

El juicio se celebró por el procedimiento abreviado, tras el que las partes anunciaron que no recurrirán la sentencia. La Xunta quiere que se agilicen estos procesos abiertos a presuntos incendiarios, como medida disuasoria para otros.