La sentencia condena a Pérez Peinado, vecino de San Javier, por un delito de parricidio, con la agravante de alevosía, la semieximente de trastorno mental trnsitorio y la atenuante de arrepentimiento espontáneo.

El fallo declara como hechos probados que el 28 de enero de 1993 el acusado, tras continuos enfrentamientos con su hijo por el régimen de vida que éste llevaba, entró en la habitación en la que se encontraba para pedirle que bajase el volumen del aparato de radio, por lo que se inició una fuerte disputa durante la que el ahora condenado cogió la carabina, que había adquirido pocos días antes en Andorra, y efectuó tres disparos contra el joven, quele provocaron la muerte.

Durante el juicio, el acusado declaró que "las relaciones con mi hijo eran muy malas, porque continuamente me faltaba al respeto y no me hacía caso, pero no compré la escopeta con la finalidad de matarle, aunque alguna vez si se me pasó por la cabeza que podría emplearla para intimidarle, porque le teníamos miedo".