El juez considera que con independencia del incidente en el tráfico, no existen "motivos racionales para emprenderla a golpes con una persona", a la que deberá indemnizar en 50.000 pesetas por daños morales y personales "por haberse ido de los nervios".

Rafael Molina Triviño conducía su vehículo acompañado de su muer e hijo el pasado mes de mayo, cuando en un cruce estuvo a punto de colisionar con dos jóvenes que circulaban en bicicleta y en moto, respectivamente.

En ese momento, el joven ciclista, Rafael Cortés, le acusó de conducir mal, lo que provocó la ira del conductor, que bajó del coche y le propinó dos puñetazos.

El servicio médico que atendió al ciclista agredido diagnosticó varios hematomas, de los que ha tardado diez días en curar.

Francisca Vargas, consorte del agresor, entró también en ladiscusión en favor de su marido, pero no fue condenada por ello por posible inducción a la violencia.