El condenado solicitó una plaza de médico eventual al Instituto Nacional de Salud hace cinco años aportando un número de colegiación que pertenecía a otra persona y unos documentos manipulados en los que aparecía como titulado de Medicina por a Universidad de Granada. Sin embargo, no estaba colegiado y sólo tenía aprobadas algunas asignaturas del primer curso de la carrera.

Según la sentencia, estuvo ejerciendo las funciones de médico en un consultorio de La Manga desde el día 10 de abril de 1990 hasta el 30 de junio de 1991, recetando medicamentos a los pacientes y realizando todas las actividades propias de un médico.

El falso facultativo percibió en total una cantidad superior a los 3 millones de pesetas por su ejercicio profesiona, pero la jueza indica en la sentencia que no debe devolverlos, ya que "si devolviera el dinero existiría un injusto enriquecimiento del Insalud por contratar a quien creyó, con notable ligereza en la comprobación inicial, médico sin serlo, ahorrándose, paralelamente, el abono de otro salario".

Por último, la sentencia recoge que no existe responsabilidad civil derivada porque los servicios prestados no perjudicaron a ningún particular.