La casa fue proyectada entre 1964 y 1965 como vivienda familiar del arquitecto, junto con la de García-Valdecasas, situada en la parcela colindante. Se trata de una construcción brutalista, de una sola planta, realizada completamente en hormigón, adaptada al desnivel del terreno e integrada perfectamente en su entorno natural con vistas a la Sierra de Guadarrama.

El proyecto, considerado uno de los mejores ejemplos de arquitectura racionalista española de la década de 1960, recibió en 1969 el Premio Fritz Schumacher de la Universidad de Hamburgo, en Alemania, a la mejor arquitectura de Europa, por “haber traducido a un lenguaje contemporáneo la rica tradición española en esta disciplina”.

La vivienda tiene una disposición muy especial y compleja, ya que se articula alrededor de dos patios interiores que hacen circular el recorrido de la casa. Del mismo modo, las distintas estancias, compartimentadas por pequeños desniveles de dos o tres escalones que van delimitando los espacios, se conectan, de manera que el espacio parece fluir constantemente.

El inmueble destaca también por su perfecta ejecución y su esmero tecnológico, como lo atestigua que fuera de los primeros proyectos en incorporar la climatización de una vivienda.