En declaraciones a Servimedia, Bel dijo que lo importante no es la persona que asuma la presidencia de Defensa de la Competencia, sino que esta institución actúe con eficacia e independencia para perseguir las prcticas contrarias al libre mercado.

A su juicio, "el problema en España no es quién sea el presidente del Tribunal de Defensa de la Competencia, sino la ausencia de poder que este organismo tiene y la dependencia real y práctica que el tribunal tiene respecto al Ministerio de Economía. Mientras se mantenga esa falta de poder, el nombre de la persona que ocupe ese cargo es un aspecto importante, pero secundario".

Asimismo, se refirió a la gestión del presidente saliente, Amadeo Petitbó, del que dio que "ha sido una persona competente en el desempeño de su función", aunque en las actuaciones de Defensa de la Competencia de los últimos años "ha primado sobre todo la mención a casos pequeños y no se ha prestado la suficiente atención a casos grandes que afectan a sectores con mucho poder de mercado, como pueden ser los sectores de oligopolio o las prácticas de telefonía".