Según el informe elevado por la CNE al Gobierno, el tope a la producción que tendrá la empresa resultante deberá incluir también los proyectos de nuevas centrales eléctricas en los que estaban inmersas ambas compañías antes de plantear su fusión.

La decisión de la Comisión lleva al proceso de venta de activos que ya plantearon en el momento de anunciar su fusión las dos eléctricas, pero pone condiciones como la de separar los negocios de producción transporte, distribución y comercialización.

No obstante, autoriza a realizar 'paquetes' de activos que comprendan todas las actividades, pero siempre que el 'mix' o mezcla de negocios resultantes sea equilibrado y no exista discriminación entre los posibles compradores, si bien admite la posibilidad de tener en cuenta la posición dominante que puedan tener algunos de los potenciales compradores en los mercados de gas natural y petróleo, en referencia a Repsol YPF y Gas Natural, como combustibles suseptibles de ser empleados en la generación de electricidad.

Respecto al negocio de distribución eléctrica, la CNE considera que la compañía resultante puede mantener una actividad de suministro a clientes sujetos a la tarifa regulada similar al del tamaño de Endesa, en torno al 41% del mercado español, y en el caso del mercado gasista, indica que los acuerdos que ahora mantienen Endesa con Gas Natural y Repsol con Iberdrola deben ser revisados.

Otra de las recomendaciones de la Comisión es que seaproveche el proceso de desinversión para acabar con el régimen actual de propiedad compartida sobre determinados activos eléctricos, por lo que considera que no debería ser válido el abandono de activos mediante la venta o permuta con otras compañías diferentes a las que ya existen en dicha sociedad.

En este sentido, el consejo de la CNE es que bien la empresa fusionada adquiera la totalidad de dichos activos, o bien que proceda a su venta o permuta con las otras compañías que comparten la propiedad e los mismos.