A juicio de los arqueólogos, bajo la plaza de Oriente y el tramo de la calle Bailén que discurre ante ella subyacen restos de los dos primeros recintos amurallados de Madrid, fechados, el primero de ellos, en el siglo IX, así como vestigios del antiguo Alcázar y de sus dependencias.

Con estas manifestaciones, la citada comisión denuncia lo que considera "utilización de la problemática arqueológica como arma política en el proyecto de la plaza de riente, en vista de la interminable serie de comentarios vertidos en los medios de comunicación en los últimos meses".

El colegio aboga por un tratamiento profesional del proyecto, "que sólo en manos de los arqueólogos o historiadores especializados tendrá un correcto discernimiento", añade el comunicado.

"El patrimonio de una ciudad", prosigue la nota, "no es un obstáculo para el desarrollo de la misma, pero hay que plantear soluciones para armonizar crecimiento y conservación".

Los arqueólgos estiman que Madrid no puede permitirse destruir su pasado en el mismo año que acoge la Capitalidad Cultural, "ignorando los magníficos ejemplos que sobre arqueología urbana nos proporcionan nuestros vecinos europeos en Florencia, Roma, Londres o París".

La comisión solicita a los organismos implicados en el proyecto que tomen cuantas medidas estén en sus manos para evaluar correctamente las actuaciones y proteger los restos arqueológicos.

"De otra forma, nuestra ciudad tendrá que afrontar la ergüenza de tan brutal destrucción ante los ojos de las generaciones futuras y del resto de países europeos", concluye el comunicado.