EL COMANDANTE DE LA GUARDIA CIVIL INDULTADO DICE EN OTRO JUICIO POR TORTURA QUE EL DETENIDO SE PROVOCO LAS LESIONES

SAN SEBASTIAN
SERVIMEDIA

La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de San Sebastián inició hoy la vista oral contra cinco guardas civiles a los que se les acusa de practicar torturas a Juan Carlos Garmendia Irazusta, que creían era miembro de ETA.

Los procesados son: el Comandante Pérez Navarrete, Juan Carlos Recaj Miguel, Carlos Prieto Bragado, Emilio Mariño Martín e Isidro Donato Martínez Villota. José Pérez Navarrete ya fue condenado por la misma Audiencia por un delito similar y, posteriormente, indultado por el Consejo de Ministros.

Durante la primera sesión del juicio, los cinco procesados negaron haber aplicado meida de tortura alguna al detenido y coincidieron en destacar el caracter nervioso del detenido cuando se le hacían preguntas comprometidas acerca de la banda terrorista por lo que se provocó la lesión de la muñeca al rozarse con las esposas.

Pérez Navarrete es considerado por la acusación particular, el abogado de Herri Batasuna, Iñigo Iruín, como el máximo responsable de las torturas aplicadas al joven Garmendia Irazusta al ser el instructor de las diligencias policiales abiertas tras su detención. Fiscal y Acusación Particular ratifican en sus calificaciones que los hechos tuvieron lugar el 18 de agosto de 1982, cuando miembros adscritos a la 513 Comandancia de la Guardia Civil detuvieron a Juan Carlos Garmendia en su domicilio de la localidad guipuzcoana de Ordizia.

Bajo la sospecha de que pudiera formar parte de la organización terrorista ETA, fue trasladado a las dependencias que este cuerpo tiene en la avenida de Zumalacárregui de San Sebastián, donde estuvo detenido hasta el día 25 de aosto en que fue conducido a Madrid. En la capital del Estado, fue puesto a disposición de la Audiencia Nacional, quien decretó su puesta en libertad.

90 DIAS DE CONVALECENCIA

Las acusaciones afirman que durante la estancia de Garmendia en dependencias policiales fue sometido a diversas sesiones de interrogatorios en los cuales le propinaron en días sucesivos diversos golpes, por los que sufrió "intensa tumefacción traumática en ambos párpados, región frontal, pómulo izquierdo, nuca, región occipitaly labio" que tardaron 90 días en curar y que hoy mantiene como secuelas: el aplastamiento del tabique nasal y una marca en la muñeca.

En su declaración de hoy, el comandante se negó a contestar a las preguntas de Iruín, al igual que el resto de los inculpados, y denominó los traumatismos descritos como "autolesiones", manifestando que él no había participado en ninguna de las sesiones de interrogatorios, por lo que no había presenciado el modo en que el detenido se había producido los traumatismos.

Isidro Martínez fue el único inculpado que reconoció haber estado presente en los interrogatorios en los que Garmendia resultó herido.

Según su versión, durante un traslado del detenido desde el calabozo hasta la sala de interrogatorios y, ante preguntas comprometidas, Garmendia, que iba esposado a la espalda, se puso nervioso, le mordió un dedo e intentó pegarle una patada y que fue al intentar zafarse cuando le empujo perdiendo aquel el equilibrio, golpeándose contra una mesa y comenzando a sangra de la nariz.

Aseguraron que no se dió mayor importancia, tanto al incidente como a la lesión de Garmendia que, en un primer momento, no parecía nada hasta que, horas más tarde, se dieron cuenta que tenía la cara hinchada y que fué entonces cuando se le llevó a un centro hospitalario donde le fue vendada la nariz.

La defensa basa su tesis, entre otras alegaciones, en un certificado médico llevado por los propios familiares de Garmendia afirmando que estaba en tratamiento psiquiátrico.

"QUISO MAAR A SU PADRE"

Según la versión de los guardias civiles, la detención de Juan Carlos Garmendia se produjo después de que su madre llamase al acuartelamiento de Ordicia pidiendo auxilio ya que Juan Carlos había intentado matar a su padre con una escopeta.

Fue una vez en la dependencias policiales cuando le fue encontrada una nota de ETA en la que había amenazas, un número de teléfono, un número de matrícula de automovil y el nombre de una persona asesinada por ETA, quien reivindicaba la acción.

Por su parte, la acusación particular dirigió sus preguntas, no respondidas, a demostrar que no existió dicho intento de asesinato por parte del detenido a su padre, ni el hallazgo de la carta y que las lesiones a Garmendia fueron producidas por golpes con una porra de goma y un listín telefónico después de que mordiera una bolsa de plástico que le habían puesto en la cabeza con el fin de provocarle asfixia.

La fiscalía culpa de un delito de torturas a Prieto Bragado, Mariño Martín y Martínez Villot para los que pide 4 meses y un día de arresto mayor para cada uno, 6 años de inhabilitación y un pago de 800.000 pesetas a Garmendia.

Mientras tanto, la acusación particular acusa a los anteriores más a Pérez Navarrete y a Recaj Miguel solicitando penas de 6 meses de arresto mayor para los cuatro primeros y seis años de inhabilitación, así como una multa de 150.000 pesetas por un delito torturas, y para Recaj, 6 años y un día de inhabilitación especial por presunta prevaricación.

(SERVIMEDIA)
03 Ene 1993
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