Las colas de fieles alcanzaron los cuatro kilómetros ----------------------------------------------------
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Durante la pasada noche y el día de hoy, al igual que ocurre desde hace varias décadas, los alrededores de la iglesia del Cristo de Medinaceli, en la calle Cervantes, fueron tomados por decenas de miles de personas que aguardaron durante horas su oportunidad para besar los pies a la imagen que da nombre al templo y pedirle los tres deseos.
Esta costumbre, que se repite todos los viernes siguientes al miércoles de ceniza, congregaba ya a las siete de la mañana a másde 1.500 personas -fundamentalmente mujeres de avanzada edad-, según la Policía Municipal, que permanecieron de pie varias horas en las interminables colas de fieles, para poder acercarse a la imagen del Cristo, como durante todo el día harán casi 200.000 personas.
Según relató a Servimedia una mujer, su devoción por el Cristo de Medinaceli data de hace más de 30 años y desde entonces, "salvo en casos graves", sigue la tradición de visitar el templo en este día, "aunque", agregó acto seguido, "tambiénvengo todos los demás viernes del año".
Alrededor de ella, que permanecía en la cola desde las siete de la mañana, otras mujeres también tomaron parte en la conversación. Una de ellas dijo acudir al templo desde hace 12 años, "porque nos mueve la fe".
La imagen del Cristo de Medinaceli, que durante toda la jornada de hoy recibirá multitud de promesas y deseos, también recibió a mediodía la visita de las infantas Elena y Cristina, que, acompañadas por el alcalde, José María Alvarez del Manzano, prvocaron con su presencia un momentáneo alboroto entre los feligreses que pacientemente aguardaban en las colas.
Las decenas de miles de fieles que dedican toda esta jornada a esperar para besar los pies de la imagen formaron largas colas por las calles que rodean la iglesia, que llegaron a alcanzar los cuatro kilómetros.
SERVICIO DE ORDEN
Para velar por el orden, junto a varias decenas de agentes de las fuerzas de Seguridad y la Policía Municipal, se mezclaron, identificados por su escapulario on la cinta morada, una legión de miembros de la Cofradía de Nuestro Padre Cristo de Medinaceli.
Uno de ellos, Francisco García, tras mantener un rifirrafe con una señora que pretendía acceder al templo "saltándose" la cola, aseguró que desde que en 1971 se hizo miembro de la cofradía, no ha faltado ni un sólo día para cumplir su misión de vigilancia.
Francisco, que llegó a las puertas del templo a las ocho de la mañana y dijo que no iba abandonar su puesto hasta las nueve de la noche, afirmó queeste año el número de fieles había aumentado, debido, a su juicio, a que hay más devoción.
También por devoción desempeñaron su trabajo unos 20 voluntarios de Cruz Roja, que permanecieron alerta repartidos por las entradas de la iglesia y las calles aledañas.
Uno de ellos, que no despegaba los ojos de la multitud, aseguró que, aunque no muy numerosos, los principales incidentes que tienen que atender durante este día son desvanecimientos, habitualmente de personas mayores que aguardan de pie en ls colas durante varias horas, hasta que sus piernas no lo resisten.
"Entonces", explicó, "las tumbamos en el suelo y les damos un poco de agua con azúcar y sobre todo oxígeno, con lo que se recuperan y regresan a sus sitios en las colas".
Esta jornada también es esperada durante todo el año por los propietarios de los establecimientos comerciales situados en los alrededores de la iglesia, que ven incrementarse considerablemente su clientela y su negocio por un día, bien sea vendiendo medallas, llveros o vasos plegables del Cristo de Medinaceli por 250 pesetas, o sirviendo cientos de cafés durante toda la noche.
(SERVIMEDIA)
06 Mar 1992
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