Así consta en un informe destinado a los consumidores, elaborado por este organismo, donde se detallan los pormenores que permiten sopesar si conviene continuar con el mercado a tarifa, como hasta ahora, o pasar al mercado liberalizado.

En primer lugar, es preciso destacar que,en ningún caso, cambiar de compañía tendrá coste alguno y que, en el caso de los consumidores domésticos de gas y electricidad, el actual contador es válido.

A partir de ahí, según la CNE, lo más importante es calcular si merece la pena el cambio y, para ello, es necesario que cada consumidor calcule el precio medio del kilowatio/hora (kWh) que cada uno ha pagado en el último año, tanto en el caso del consumo de la luz como en el del gas natural.

Un método sencillo es sumar lo pagado en las factuas del último año y, a continuación, sumar los kilowatios facturados en el mismo periodo. Luego, se divide el total en euros entre el número total de kWh.

También es conveniente saber que si se opta por cambiar de compañía y entrar por tanto en el mercado liberalizado, el contrato con la nueva comercializadora de electricidad o gas deberá durar un año como mínimo. Si se vuelve a la tarifa, habrá que permanecer otro año antes de poder volver al mercado liberalizado.

Tanto en el caso de la electricdad como en el del gas natural, la calidad en el suministro no depende de la opción elegida, ya que está ligada a las redes del distribuidor de la zona.