La Benemérita informó en un comunicado de que a los arrestados se les ha intervenido columnas, relieves, tallas, pinturas de los siglos XVII y XVIII, así como una importante colección de cerca de 300 armas de fuego antiguas.

Los objetos sustraídos eran adquiridos por un anticuario de La Rioja que posteriormente los comercializaba entre otros anticuarios y mercadillos dedicados a la venta de esta mercancía.

Las investigaciones que han permitido esta operación se iniciaron el pasado mes de febrero, a raíz de un incremento de robos en iglesias y ermitas de la Comunidad de Castilla y León.

AMPLIO HISTORIAL

Los agentes del Grupo de Patrimonio Histórico de la Guardia Civil centraron desde un primero momento sus investigaciones en varias personas residentes en La Rioja con amplio historial delictivo por robos de obras de arte.

Tras someter a los sospechosos a vigilancia, se observó cómo los mismos se desplazaban desde su lugar de origen a diversos puntos de Castilla y León y Navarra, adentrándose en pequeñas poblaciones donde realizaban labores de reconocimiento de los sistemas de seguridad, carreteras de acceso, etc. Transcurridos unos días llevaban a cabo los robos en las iglesias y ermitas reconocidas.

Al día siguiente de cometer el robo los autores materiales se reunían en descampados y aparcamientos de centros comerciales próximos a sus domicilios con un anticuario de La Rioja, quien tras comprobar la calidad de las piezas adquiría lo que consideraba de interés y de fácil salida en el mercado.

Una vez se encontraba el material sustraído en poder del anticuario, éste contactaba con otros conocidos suyos del gremio, a los que les vendía la mercancía sustraída.

De la investigación se desprende que en diversas ocasiones el anticuario detenido era el que instaba a los autores materiales para que fueran a cometer los robos, llegando incluso en una ocasión a comprarles un vehículo, ya que en ese momento no disponían de medio de transporte para los desplazamientos.