CIERRAN UNA RESIDENCIA DE ANCIANOS DE ALBACETE QUE MANTENIA A LOS VIEJOS EN CONDICIONES "INACEPTABLES"

ALBACETE
SERVIMEDIA

El Ayuntamiento de Albacete ha ordenado el cierre de la residencia de ancianos privada "Santa Teresa", por no cumplir las condiciones mínimas de salubridad y mantener a los viejos en condiciones "inaceptables", según denunció hoy el consejero de Binestar Social del Gobierno autónomo de Castilla La Mancha, Fidel Martínez.

En la residencia, situada en el paraje "La Marmota", cercano a Albacete, vivían 28 ancianos que pagaban mensualmente entre 55.000 y 60.000 pesetas. Su directora, Purificación Jiménez López, mantenía sin dar de alta en la Seguridad Social a cinco de sus seis empleados.

La relación de ancianos instalados en la residencia que entregó la dueña la Consejería de Sanidad incluía a ancianos fallecidos y a otros ya trasladados a otos centros.

Los ancianos no disponían de ropa de abrigo en las camas, que presentaban restos de comida sin limpiar, una circunstancia de la que los familiares no se apercibían porque tenían prohibida la entrada en las habitaciones.

Los ancianos, que están siendo instalados ahora en otras residencias, carecían de calefacción y agua caliente, entre otras deficiencias denunciadas por el consejero de Bienestar Social, quien declaró que "las condiciones de vida eran inaceptables y las personas allí reidentes eran atendidas por personal sin cualificar, careciendo de los servicios mínimos para poder vivir dignamente".

Los responsables de la residencia tampoco se habían preocupado por las barreras arquitectónicas, de manera que los ancianos "tenían que bajar por una rampa y al final de ella, si alguno tropezaba, uno de los empleados los recogía".

La residencia clausurada comenzó su actividad en octubre de 1991, fecha en la que comenzaron las inspecciones, sin haber conseguido previamente la licecia de apertura del Ayuntamiento.

Puestos en contacto con la residencia una persona que se identificó como sobrino de la propietaria dijo desconocer todas las deficiencias denunciadas y señaló que "los de Sanidad estuvieron por aquí y vieron todo correcto; a mí me da igual lo que ocurra, yo sólo he venido echar una mano, lo único que pasa es que hay muchas ganas de joder a mi tía".

Por su parte, Carlos Morales, delegado provincial de Bienestar Social declaró que la inspección realizó "una labor ehaustiva; incluso personalmente he intentado hablar con la propietaria a lo largo de tre años y nunca, nunca lo he podido hacer".

Para Morales, la decisión de cerrar se ha tomado para garantizar las mínimas condiciones dignas de vida de los ancianos que allí vivían".

(SERVIMEDIA)
12 Ene 1994
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