En este contexto, el CES estima que el riesgo asociado a la dependencia externa es cada vez más acentuado y propone que, para reducir los riesgosligados al suministro, la primera medida sea garantizar un empleo diversificado y equilibrado de los diferentes tipos de energía.

Además, el CES señala que la Comisión debería proseguir con el desarrollo del marco de acciones comunes y proponer una serie de objetivos indicativos a nivel comunitario, aunque los Estados miembros tengan el derecho de decidir independientemente sobre su política energética, en particular sobre los modos de producción.

Por otra parte, el Comité señala que la política nergética debe respetar el principio de subsidiariedad, ya que opina que una acción comunitaria es indispensable para garantizar un funcionamiento eficaz del mercado interior de la energía y para ofrecer un marco a las relaciones externas de la Unión Europea, especialmente con la Organización Mundial del Comercio, y una cooperación a largo plazo con la UE y ciertos países productores.

El CES sugiere también que la fiscalidad en el ámbito energético tenga también un impacto medioambiental, evitando tod efecto negativo en términos de competitividad y desde el punto de vista social. Para ello, propone que se dedique el producto de la fiscalidad energética a apoyar proyectos para mejorar el medio ambiente.

Señala además que no es necesario que todos los Estados miembros garanticen una seguridad de suministro de carbón por medio de reservas, pero sí plantearse un sistema adecuado de reservas de gas y de combustibles de sustitución.