La directiva europea de patentes sobre la vida permite establecer derechos monopólicos sobre los microorganismos, plantas, animales y el propio material genético humano.

Según CCOO, la normativa europea "está corada a la medida de las exigencias de las grandes transnacionales biotecnológicas -agroquímicas y farmacéuticas-, y es contraria a los intereses sociales generales".

Asimismo, el sindicato aplaudió la decisión del Comité Científico para Plantas de la Comisión Europea de rechazar el cultivo de una patata manipulada genéticamente para incrementar su contenido en almidón, ya que también contenía genes de resistencia al antibiótico amicacina.