Maragall dirigió sus últimos intentos de captación de voto a los "rebotados" de la política y potenciales abstencionistas, para advertirles de que los catalanes no pueden dejar pasar esta oportunidad de cambiar "el qué y el cómo de Cataluña".

Sensiblemente afónica tras quince días de campaña, Maragall reiteró que el domingo no se enfrenta sólo dos candidaturas, sino que se decide si Cataluña aprovecha realmente lo mejor de los catalanes o sigue con un gobierno que ignora las posibilidadesde sus propios ciudadanos.

Maragall pidió a los 2.000 asistentes congregados en el anfiteatro Camp de Mart, de Tarragona, su coraje e ilusión para convencer a los indecisos y lograr una victoria "neta, redonda y clara".

Junto a algún que otro compromiso concreto, como la limitación en el poder a dos mandatos consecutivos, Maragall reiteró ideas de su campaña, como la necesidad de potenciar desde Cataluña una España federal que integre solidariamente todas las identidades.

Maragall, que fue pecedido en el uso de la palabra por varios dirigentes de Iniciativa per Catalunya, formación con la que concurre en coalición en Tarragona, Gerona y Lérida, llegó al anfiteatro tras un frenético último día de campaña, en el que recorrió, con la ayuda de un helicóptero, las cuatro provincias catalanas.