Fuentes del PP han asegurado a Servimedia que Cascos llegó a calificar a Aznar como el mejor analista político del país, un hombre impasible que no se conmueve y que tiene una profundísima vitalidad. "Analiza, actúa y acierta al servicio de un proyecto político", insistió en sus elogios el `número dos' del PP.

"Aznar no va a defrauar porque sea cual sea los temas de acuerdo sólo tiene el referente de un programa, el de un proyecto político, servir a los intereses de España", afirmó. Cascos instó a los responsables del PP a que no pierdan la confianza en el partido.

Por su parte, el propio Aznar dijo a los 800 interventores y apoderados que si alguna de las fuerzas nacionalistas con las que negocia la estabilidad de su Gobierno le exigiera reivindicaciones que conllevaran la quiebra de la cohesión social y la solidaridad territoial no las aceptaría.

"Si alguien me lo pidiera sabría que no lo podré aceptar", dijo tras reconocer en que nadie le ha pedido nada en ese sentido. Tras la reunión por la mañana con 200 cargos electos del PP andaluz, Aznar almorzó con los interventores y apoderados andaluces de las pasadas elecciones a los que reconoció que le hubiera gustado haber tenido mejores resultados en Andalucía, aunque habló de record histórico en cinco años.

A su juicio, la elección de Federico Trillo como presidente de Congreso de los Diputados representa la "primera página del cambio" político en España después de 13 años de mayoría socialista. Aznar cree que Andalucía puede sentirse orgullosa, muy tranquila y muy segura en la nueva etapa política del país. En este sentido considera que la Comunidad Autónoma debe ser protagonista, objeto y sujeto, según sus palabras, del cambio "porque bien lo merece".

Por su parte, el presidente del PP andaluz, Javier Arenas, reconoció que la victoria de su partido en las pasadaselecciones generales fue "dulce pero difícil". "Digan lo que digan, las victorias son victorias", añadió. Arenas animó a los dirigentes del PP a empezar a preparar las elecciones municipales de 1999 y las autonómicas y generales del 2000.

Los comensales, que pagaron 3.000 pesetas por cubierto, almorzaron crema de marisco y ternera lechal en un encuentro cerrado a los medios de comunicación.