En una entrevista concedida a El País explica que "si vuelve a delinquir, tendrán que juzgarle de nuevo. pero si no hace.... tendrán que dejarle. Ha cumplido 21 años en prisión. A mí a veces me sorprende escuchar que 21 años de prisión no son nada". Carrillo concluye que "este hombre ha pagado según las leyes y no me parece inteligente convertirle en un martir".

En su opinión, lo mejor habría sido tomar en consideración el Plan Ibarretxe "y eliminar los elementos soberanistas" en su trámite parlamentario, porque así "se habría desarmado a muchos de los más radicales separatistas. La solución a esos problemas exite una finura política y una audacia que desarme".

Sobre el diseño del Estado de las Autonomías, afirma que le hace falta "rodaje" y que los políticos no han asumido aún el cambio. "Tampoco las autonomías tienen sentido del Estado nuevo, y no se dan cuenta de que ellas son responsables también de su mantenimiento y que la solidaridad es un factor decisivo".

Reconoce que "la transición la hicimos un poco a ciegas. En 1977 y 1978 no sabíamos muy bien lo que estábamos construyendo". Ahora, "los políticos tienen que aceptar que el Estado centralista ha muerto. La derecha no lo ha aceptado".

En este sentido cree que "no hay nada nuevo" en el PP y afirma que "no hemos tenido ninguna prueba de que la derecha española haya cambiado". Sólo si "el PP hubiera colocado a Ruiz Gallardón a la cabeza del partido, habría pensado que había cambiado algo. Pero Gallardón sigue siendo la guinda de un pastel incomestible".