Carlos V los prohibió por demasiado brutales --------------------------------------------
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Oración, silencio y dura penitenca son las tres características de la procesión de los "Empalaos" en la localidad cacereña de Valverde de la Vera, que data de tiempos remotos y que el rey Carlos III llegó a prohibir por considerarla uno de los vía crucis más brutales, ya que en aquella época el público incluso maltrataba a los penitentes de modo indiscriminado.
Salvo los azotes, los valverdeños guardan hoy en día las mismas costumbres y cuando termina la procesión, sus cuerpos están ensangrentados, llenos de ampollas que se curan convidrio molido y vinagre.
La noche del Jueves al Viernes Santo, a partir de las 24,00 horas, comienzan a desfilar por las calles de Valverde de la Vera aquellos hombres que tienen que cumplir alguna promesa o penitencia.
Nadie sabe cuantos "empalaos" van a recorrer el camino del vía crucis, por todas las calles del típico pueblo. Todos guardan el más absoluto secreto, de modo que sólo el penitente y algunos miembros de su familia conocen el secreto.
Sobre las 11,30 de la noche del Jueves Sant, el penitente viste unas enaguas de cintuira para abajo. De cintura para arriba, y hasta los brazos, se lía una fuerte soga al cuerpo, pone los brazos en cruz y con ellos sostiene un madero al timón de un arado de labranza. De la punta de los brazos cuelgan las vilortas, aperos de labranza que al chocar entre sí anuncian la presencia del penitente con la cara tapada, para que nadie les reconozca, y los pies descalzos.
Una o dos personas, los cirineos, le acompañan para ayudarle a levantarse si algunavez cae al suelo, cosa que ocurre cuando se arrodilla ante las cruces. El familiar le alumbra con un farolillo de aceite de oliva.
Esta procesión, que cada "empalao" realiza por su cuenta, fue considerada como "terrorifica" por Carlos V; José González Laso, obispo de Plasencia (Cáceres), denunció a estos penitentes en 1771 por considerarlos "extravagantes", mientras que el rey Carlos III suspendió que fueran azotados.
Sin embargo, algunos papas , como Adrian VI, Inocencio XXI y Aljandro VIII, conedieron indulgencias plenarias a quienes se vestían de "empalaos".
(SERVIMEDIA)
07 Abr 1993
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