Monseñor Caffara ha definido la resolución como un "momento oscuro", fruto de una "falsa concepción de la laicidad del Estado", y ha lamentado que "condene por homofóbicos a los estados que no la aplican".

Asimismo, el purpurado ha criticado que, con esta resolución aprobada en enero pasado, los conceptos de conyugalidad y paternidad "deban ser sustituidos" por términos que "no deriven de ninguna concepción particular de la sexualidad humana: no más cónyuges, sino ‘partners’, no más padres y madres, sino progenitor A y progenitor B".

La aplicación de "estos principios laicistas" en Europa, supone que la sociedad queda destinada a configurarse como "un contrato de egoísmos, una coexistencia negociada de extraños", según el cardenal, que es también director del Instituto de la Familia Juan Pablo II. Ante esta situación, la principal "emergencia es la educación", según ha indicado el purpurado, que ha añadido que "una generación entera de adultos no sabe educar a una generación entera de jóvenes".

Por ello, ha destacado la misión de la Iglesia para la "reconstrucción de una fuerte unión educadora dentro y fuera de las familias, porque la devastación de lo humano no se detiene con lamentaciones, sino por la regeneración educativa de personas verdaderamente libres y libremente verdaderas".