El profesor Cervera comentó que la ingestión compulsiva de alimentos, "la mayor parte son productos de alto contenido energético", va acompañada de un profundo sentimiento de culpa, lo que provoca que en muchas ocasiones las personas afectadas por este trastorno tengan asociadas otras patologías psiquiátricas, como la depresión, la ansiedad o alteraciones de la impulsividad.

La bulimia nerviosa se caracteriza por atracones compulsivos que son contrarestados con la provocación de vómitos y el uso de laxantes por un miedo atroz a engordar. Junto a la anorexia nerviosa, que suele preceder a la bulimia, componen el grupo de trastornos del comportamiento alimentario, "uno de los problemas psiquiátricos con mayor implicación socio-cultural", dijo el doctor Cervera.

En el estudio que el departamento de este especialista ha realizado en Navarra entre 2.800 adolescentes demostró se detectó que hasta el 38% de estas jóvenes había hecho una dieta de adelgaamiento.

SEÑALES DE PELIGRO

El presidente de los psiquiatras comentó las señales que a los padres pueden ponerles en la pista sobre un posible trastorno en sus hijos. "Comienzan por suprimir comidas y reducir el consumo de alimentos ricos en calorías, comen muy lentamente y a ser posible solos, utilizan laxantes y sufren un desgaste de las yemas de los dedos por la acción de los ácidos del estómago (signo de Russell)", explicó.

El tratamiento debe ser multidisciplinar y estar especialmente diriido por endocrinos, psiquiatras o pediatras. "Primero", añadió, "hay que restaurar el peso de estas personas y conseguir que la comida no sea el eje central de su vida, para posteriormente atacar el problema psiquiátrico".

Aunque no hay un tratamiento farmacológico específico para la anorexia o la bulimia nerviosa, se utiliza el arsenal terapéutico indicado para la depresión o cualquiera de las otras patologías asociadas.