En concreto, se trata de una propuesta, por la cual los países de la Unión Europea estarán libres de imponer una contribución mandatoria a sus respectivos nacionales; o una opción voluntaria, donde los gobiernos tendrán la opción de participar en un esquema internacional, proveyendo fondos provenientes de pasajeros aéreos a nivel nacional.

La tasa mandatoria podría generar entre 568 millones y 2,76 billones de euros, dependiendo del nivel de la tasa y de la implemntación de los países.

La Comisión Europea ha calculado que una tasa de un euro en los servicios aéreos dentro de la Unión Europea y de dos euros para los destinos fuera de la misma, podría reducir la demanda entre un 0,5% y un 1%, respectivamente.

En el caso de que la tasa fuese de 5 y 10 euros, esa reducción se ubicaría en el entorno del 3% y 4%, respectivamente.

Pese a ello, desde Bruselas se considera "realmente difícil estimar con precisión el impacto en la reducción de la demanda, aunque es cierto que para una industria con elevados costos fijos, cualquier reducción en la demanda puede tener un efecto significativo en la rentabilidad de los transportadores".