De esta manera, la UE busca proteger la salud de las personas frente a los efectos adversos derivados de cualquier tipode contaminación de las aguas para el consumo humano, asegurando su salubridad y pureza.

Dentro de esta Directiva 98/83/CE se incluyen todas las aguas para beber, cocinar, preparar alimentos u otros usos domésticos, así como las utilizadas en empresas alimentarias para la fabricación, tratamiento, conservación y comercialización de productos para el consumo.

Este documento aprobado por el Consejo modifica otra directiva y establece como obligaciones generales que las aguas deben ser salubres, par lo cual no deben contener ningún microorganismo, parásito o sustancia en una concentración que pueda resultar dañina.

La nueva directiva incluye también una tabla de valores paramétricos, tanto microbiológicos como químicos, que no se pueden sobrepasar.

Esta normativa no afecta a las aguas minerales reconocidas, ni a las aguas que se consideran productos medicinales. Tampoco están sujetas a ella las aguas destinadas exclusivamente a usos para los cuales las autoridades competentes determinen quela calidad no afecta a la salud de los consumidores.