Borrell, en una entrevista publicada por la revista Temas cuyo consejo de redacción preside Alfonso Guerra, afirma que "se aprobará el Tratado de Lisboa", porque ahora los irlandeses "son conscientes de que sin Europa estarían en el fondo del Atlántico".

Sin embargo, en su opinión no habrá "otro tratado en mucho tiempo. Porque hemos salido todos tan cansados de éste y tan conscientes de que un proceso con ratificaciones de 27 estados es jugar a la ruleta rusa".

Por eso, a su juicio, "nadie va a plantear otro tratado con todo lo que eso implica de acuerdos, de construcción de consensos y luego de procesos de ratificación nacionales".

Este dirigente socialista que abandona la eurocámara para dirigir el Instituto Universitario Europeo con sede en Florencia, afirmó en esta entrevista que sigue "siendo euroentusiasta", aunque "estos últimos cinco años" le han hecho tomar clara conciencia de lo difícil que es hacer realidad el proyecto de la Europa política".

Borrell señaló que "la unión económica y monetaria se ha quedado básicamente en unión monetaria, para algunos porque no para todos" y además lamento que no se haya "avanzado mucho en la Europa económica aunque todo el mundo clama por ella".

En cuanto al papel preponderante que desempeña en Europael Banco Central Europeo, Borrell aseguró que este organismo "hace lo que le han dicho que haga que es administrar la política monetaria según su saber y entender".

Aseguró que aunque algunos digan que la misión del BCE debería ser "mas compleja, más variada al estilo de la Reserva Federal norteamericana y preocuparse no sólo de la inflación sino también del crecimiento", eso son sólo "deseos piadosos".

En esta entrevista Borrell también reconoció la labor del presidente del EEUU, Barack Obama, pues "esta haciendo cosas que hasta ahora ningún líder de la izquierda europea se ha atrevido a hacer".

Entre otras cosas, le reconoció al nuevo presidente estadounidense el mérito, en exclusiva, "de poner límites a las retribuciones de los bangsters, como se les ha comenzado a llamar ahora a quienes arruinen a sus empresas, pero se llevan un botín a sus casas; y el de "subir los impuestos a las capas altas de rentas", "cosas que no se estilan ya por estas latitudes" europeas.