A su vez, el gas natural y el gas ciudad tendrán una subida del 10 por cien, en tanto que los gases licuados a granel que se emplean en la calefacción de hospitales y grandes urbanizaciones tendrán una bajada en sus precios máximos del 11 por ciento.

El Gobierno justificó la subida del butano por el incremento registrado en los mercados internacionales y la del gas natural por los incrementos que ha experimentado en los mercados internacionales. España mporta el 80 por ciento del gas natural que consume.

Estos criterios no son compartidos por los sindicatos UGT y CCOO, cuyos representantes se opusieron a la subida cuando fue aprobada, la semana pasada, en la Junta Superior de Precios.

Según CCOO, la propuesta de subida del 6,1 por ciento para la bombona de butano es apresurada, ya que está prevista la implantación de un sistema de precios máximos de venta al público para principios de 1992.

Este sindicato alega también que la previsión de uenta de resultados ofrecida por Repsol Butano para 1991, que dista en 8.700 millones de las previsiones iniciales, no debe ser cargado sobre los usuarios.

A su juicio, gran parte de esa desviación obedece a costes no relacionados directamente con la compra de gases licuados, como jugilacines anticipadas, provisiones para pensiones y errores en la estimación de amortizaciones.

Los sindicatos recalcaron también que, a la hora de establecer las subidas del gas butano y ciudad, es preciso tener en centa que en España está mucho más extendido que en el resto de Europa y es usado predominantemente por colectivos con bajo nivel de renta.

Por esa razón, consideran que una subida demasiado elevada puede impulsar procesos de sustitución por electricidad, lo que resultaría perjudicial para el medio ambiente e iría contra las previsiones del Plan Energético Nacional (PEN).