Se trata de una iniciativa voluntaria que cuenta con el apoyo de Universal Oil Products, empresa del grupo Honeywell especializada en las tecnologías de refinado de combustibles, y de las principales organizaciones mundiales para la protección del medioambiente, como WWF Adena o el Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales.

Entre las compañías que se han sumado a la iniciativa se encuentran Air France, Air New Zealand, All Nippon Airways, Japan Airlines, Cargolux, KLM, SAS y Virgin Atlantic, que consumen un 15% del combustible utilizado por la aviación civil.

Los miembros del grupo han firmado una declaración, en la que se estipula que todo biocarburante sostenible que se desarrolle en el marco de este programa, deberá tener un rendimiento igual o superior al keroseno con unas emisiones de CO2 inferiores.

También se comprometen a interesarse solo en biocarburantes con un impacto medioambiental mínimo, es decir, los que precisen una superficie de cultivo, riego y uso de energía mínimos y no afecten al suministro de alimentos y agua potable.

Además, su cultivo y cosecha deberán reportar beneficios económicos a las comunidades locales.

En el marco de esta iniciativa ya se han anunciado dos proyectos de investigación. Por un lado, el Colegio de Estudios Forestales y Medioambientales de la Universidad de Yale (EEUU), con el apoyo financiero de Boeing evaluará la sostenibilidad de los cultivos de jatrofa curcas para producir biocarburantes de aviación.

Por su parte, el Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales procederá a una investigación de las algas, con el fin de garantizar que éstas también cumplirán los estrictos criterios de la declaración sobre la producción de biocombustibles.