En su intervención ante el Fórum Europa, organizado por Nueva Economía Fórum, Blanco expresó su preocupación por el comportamiento "radical" del PP, "que puede estar alimentando inconscientemente, creo honestamente que no lo hace conscientemente, actitudes xenófobas, radicales, que puede tener consecuencias perversas".

Aunque el PP pueda pensar que ese comportamiento tiene rédito a corto plazo, dijo Blanco, debe ser consciente de que a más largo plazo las consecuencias serán muy negativas.

La "emergencia", que no aparición, del problema de la inmigración, fue uno de los "hechos trascendetales" de la presente legislatura resaltados por Blanco en su exposición de la situación actual de España.

A pesar del impacto que provocan las imágenes de los cayucos llegando a las costas españolas, Blanco advirtió de que "el mayor cayuco es el aeropuerto de Barajas".

Alertó de que la demagogia puede ser una tentación, pero deben conocer el riesgo de que aparezca alguien más demagogo, por lo que hay que evitar caer en ella, y también en el "oportunismo emocional".

Reiteró que resulta imposible afrontar la avalancha de inmigrantes únicamente con alambradas, y defendió la integración de quienes lleguen legalmente y el futuro de las ciudades españolas "multiculturales".

José Blanco abogó por un "gran acuerdo transversal que implique a todos", y también porque la Unión Europea "abandone el discurso de la solidaridad" y la aplique de forma efectiva.

Para llegar a ese acuerdo, reclamó al PP que "abandone la confrontación" y asuma, por ejemplo, que las inciativas que defiende ahora son "una enmienda a la totalidad" de sus propias leyes.

Como una de las características principales de la legislaturas, señaló "el tono colérico" con el que el PP está ejerciendo su labor de oposición.

Frente a la elección en su momento de una oposición serena por parte de José Luis Rodríguez Zapatero, Blanco denunció que Mariano Rajoy "y quienes le rodean, en el doble sentido de la palabra, han decidido llevar a cabo una oposición no dura, sino iracunda".

Ese comportamiento obedece, analizó Blanco, "al más que dudoso razonamiento estratégico según el cual para mantener la fidelidad de los votantes propios es preciso mantener un clima permanente de exaltación fanática".

Esa estrategia, prosiguió, lleva al PP a deslegitimar los resultados electorales cuando no responden a sus expectativas, y han negado toda posibilidad de acuerdo en asuntos relevantes.

La frase "al diablo las instituciones" pronunciada lejos de España por un candidato perdedor, dijo Blanco, "serviría para describir el comportamiento de los dirigentes del PP", con el que pretenden "esconder sus vergüenzas" de los días posteriores a los atentados del 11-M.

"Su problema hoy en día es que ahora la verdad socialmente conocida y admitida puede convertirse en una verdad judicialmente establecida en una sentencia. Por eso hacen todo lo posible por retrasar el juicio y preparan el terreno para cuestionar la imparcialidad del tribunal si la sentencia es como ellos temen", advirtió.

Ese error, junto al de la guerra de Iraq, "persiguen y condicionan" el comportamiento de los actuales dirigentes del PP. "Para recuperar el rumbo, el PP necesita dirigentes que no hayan estado involucrados en el apoyo a la guerra de Iraq ni en el engaño del 11-M".