Gómez entró al Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla donde se celebra el cónclave socialista por uno de los pasillos junto a las salas de prensa. Cruzó el espacio ‘Ágora’ en el que, en ese momento, estaban hablando la vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero, y el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero.

Continuó su camino por los pasillos hasta un gran espacio reservado para la cafetería y el asueto, donde estaba la gran mayoría de la militancia. Hasta allí fue seguida por cámaras de televisión y periodistas, que poco a poco generaron un tumulto hasta que la seguridad de La Moncloa decidió recluirla en la parte trasera del escenario, de donde salían camareros con vasos y bebidas.

Allí permaneció unos minutos hasta que la situación se tranquilizó y salió por otra de las puertas rodeada de varios agentes de seguridad. Cuando la militancia la vio, varias decenas de personas empezaron a acercarse a ella para darle besos y pedirle fotografías.

Begoña Gómez repartió abrazos y se hizo múltiples selfis. Uno de los momentos con más fervor llegó al aproximarse a una mesa con una decena de militantes, con los que se hizo una foto gritando “Adelantando por la izquierda”, en referencia al lema de este 41º Congreso Federal del PSOE.

También se aproximaron amigos del partido, una mujer con discapacidad en sillas ruedas, una familia con un bebé de pocos meses y dirigentes de la formación socialista. Todos los que se acercaron a ella la besaban o abrazaban y le pedían una fotografía juntos como recuerdo.

Allí permaneció durante muchos minutos de forma relajada y distendida. Pasada media hora, acudió el actual presidente de Cataluña y secretario general de los socialistas catalanes, Salvador Illa, a quien dio un cariño beso y un abrazo al reencontrarse.

Begoña Gómez está imputada por el juez de instrucción Juan Carlos Peinado por los negocios personales que desarrolló a través del Máster de Transformación Social de la Universidad Complutense de Madrid.