Arnaldo explicó a Servimedia que Tráfico sólo podrá imponer a Barrero una multa de 15.000 pesetas porque antes de abril de 1997, fecha en la que se aprobó la reforma de la Ley de Seguridad Vial, el negarse a relizar la prueba de alcoholemia estaba considerada como una falta leve. A partir de abil del 97, la negativa se considera una falta grave y se sanciona con una multa de hasta 100.000 pesetas y la retirada del permiso de conducir por un periodo de hasta tres meses.

El director general de AEA dijo que "los automovilistas que conduzcan ebrios no piensen que se pueden negar a realizar la prueba del alcohol", porque para no realizar el control de alcoholemia tiene que haber signos evidentes de que no conducen bajo el efecto de bebidas alcoholicas.

"Sólo en el caso de que los testigos dmuestren que el conductor no conducía bajo los efectos del alcohol puede no aplicársele el delito de desobediencia, pero sí se le podrá sancionar administrativamente", como ha sido el caso de Barrero indicó el director general de AEA

Además indicó que el delito de desobediencia es más duramente castigado que el de conducir ebrio ya que tiene una pena de prisión de hasta un año.