Barrero declaró a la Cadena Ser que está "bastante entristecido" con la polémica generada por este caso y anunció que propondrá la semana que viene a la Mesa del Senado que revoque el acuerdo que adoptó y que él continúe con el mismo coche que tiene ahora, "y si me sigo quedando en la carretera lo haré con muchísimo gusto".

Su vehículo oficial actual es un Mercedes, adquiido en 1985, que en los últimos años originó un gasto de diez millones de pesetas en reparaciones, por su alto kilometraje, según fuentes del Senado.

De acuerdo con una nota oficial que difundió ayer el gabinete del prensa del Senado, con la compra del nuevo Mercedes se pretendía dotar al presidente de la Cámara de un vehículo "de categoría y condiciones similares" al adquirido por el Senado en 1985 a la misma marca, así como dejar de hacer frente al "enormemente gravoso" gasto que originó ese vehícul en los últimos años, más de diez millones de pesetas, como consecuencia del kilometraje realizado.

La nota señalaba que la Mesa de la Cámara Alta decidió gastar 69.463.526 pesetas en la compra de un coche blindado para el presidente de la institución, al no disponer el Parque Móvil Ministerial de un "vehículo blindado adecuado".

El comunicado destacaba igualmente que la decisión de comprar el coche fue adoptada unánimemente en una reunión de la Mesa del Senado el pasado 21 de enero, y que el preidente, Juan Ignacio Barrero, expresó su deseo de no influir en el acuerdo.

Según esta versión oficial, antes de tomar esta decisión, la Mesa del Senado realizó gestiones con el Parque Móvil Ministerial para que facilitase "un vehículo blindado adecuado al servicio de la Presidencia".

Sin embargo, "tras constatarse en la reunión de la Mesa del día 2 de diciembre de 1997 las dificultades planteadas por el Parque Móvil Ministerial para facilitar un vehículo de tales características, se acordó inicir las gestiones para la adquisición del mismo a cargo de la Cámara".